17/09/2020

Empecé mi viaje a Cuba en el aeropuerto de Barcelona. Empezaba un largo vuelo hasta Charlotte (EEUU). Una noche en un siniestro motel de carretera americano, un deprimente desayuno y un corto vuelo después, llegamos a la Habana.

Estuve trabajando hasta 12 horas antes del viaje así que, las no quiero contar cuantas horas de viaje me sirvieron para coger mi guía y preparar un poco el viaje. Antes de viajar no planeamos nada más allá de saber dónde dormiríamos cada día así que ignoré el catálogo de entretenimiento a bordo mientras tomaba notas en la guía. Museos, actividades, restaurantes, calles y callejuelas. Lo tenía todo, horarios, tiempos de traslado, medios de transporte, TODO.

En cuanto puse un pie en La Habana comprendí que podía tirar a la basura mi planning, mis horarios y mis notas. Cuba es otro mundo, otro ritmo, otra forma de ver las cosas. Más me valía no obsesionarme con los horarios, porque nunca sabes cuando serás atendido en una casa de cambio o cuando alguien decidirá volver de su desayuno para entregarte el coche que alquilaste. Era justo lo que necesitaba, alejarme de timmings, escaletas, de obligaciones. Así que rápidamente cambié el mood y me dejé llevar por una cultura especial, un ritmo isleño al que es fácil acostumbrarse.

Me sorprendió la riqueza artística en La Habana. Me fascinó escuchar música 24/7 en las calles, las casas, los locales. Me divirtió su gente y la gran cantidad de “personajes” por metro cuadrado. Me dejó sin palabras “El Valle del Silencio”. Para qué engañarnos, también me disgustaron algunas cosas; como el incivismo generalizado en el País. Pero en general Cuba me emocionó. Hacerlo en coche a nuestro aire fue excitante y muy cómodo logísticamente. Nos permitió ir sobre la marcha, nos llevó a conocer lugares mágicos, a vivir situaciones imprevistas, a interactuar con gente maravillosa y a capturar instantes en un país, que no es perfecto, pero en el que todo tiene alma. Un alma que convierte todo en especial y el recuerdo de la cual, siempre llevaremos con nosotros.

En este y los siguientes posts os detallaré cada etapa de nuestro viaje que empezó y acabó en La Habana pasando por Viñales (Valle del Silencio), Cienfuegos, Trinidad, Cayo Coco y Santa Clara. Empecemos por el principio…

La Habana, bendita decadencia

La Habana es decadencia. En eso estaremos de acuerdo todos los que la hemos visitado. Pero bendita decadencia. Parece que alguien ha colocado todas y cada una de las imperfecciones en el lugar adecuado. Los edificios caen, la pintura de desconcha, las ramas se cuelan por las ventanas de edificios abandonados, pero su conjunto es bello, bellísimo. Una variada paleta de colores se alza entre las calles sucias y animadas de una ciudad anclada en otro tiempo. Se escucha música las 24 horas del día. Si, a las 7 de la mañana también. “La Bicicleta” de Shakira es un despertador un tanto molesto, pero estas en LA HABANA!!!! Despierta y empieza a recorrer sus calles. No hay tiempo que perder.

 

Lugares imprescindibles que te recomendarán todas las guías

 

  • Habana vieja: Piérdete por sus calles, bebe mojito, escucha música en directo. Invierte algo de tiempo en entrar en las librerías, tienen auténticas joyas. Intenta comprender el sistema entrando en algún céntrico supermercado. Cena en alguno de sus paladares, si puede ser en un balcón, mejor. Bebe mucha agua todo el rato y evita embaucadores que te harán pagar 15CUC por un mojito en casa de su tía Yeli haciendo talante de su don de gentes 😉

 

  • La Plaza de Armas, Planetario y cámara oscura: La Plaza de Armas y los edificios que la forman están completamente restaurados. El lugar es precioso y sorprende encontrar allí uno de los planetarios más modernos del mundo. No dejes de visitarlo y entrar en la cámara oscura para ver una vista de La Habana 360º.

 

 

  • Haz el guiri: alquila un coche antiguo con conductor y pasea por la zona embajadas, alucina con la plaza de la revolución y cruza el barrio chino a bordo de un descapotable rojo de los años 50. Sí, en la Habana también hay Chinatown. Los conductores suelen hacer el papel de guía y nosotros aprovechamos para  preguntarle acerca de su forma de vida, sus sistema político, etc. En general no les gusta hablar de ello pero con él pudimos hablar abiertamente del tema y fue muy interesante.

 

 

 

«Hasta la Victoria Siempre» la mítica escultura de El Che en la Plaza de la Revolución

 

 

 

La puesta de sol en el Malecón, un instante mágico.

 

 

Havana, uh, nah, nah

Sal a bailar. La música i el baile son un MUST en el país. Los cubanos han nacido con un álbum de salsa bajo el brazo y llevan el ritmo en la sangre. Escucharás «Guantanamera» una vez cada 2 horas como mínimo y ya sabes lo que dicen “dónde fueres, haz lo que vieres”.

 

Callejón Hamel:

No sabría por dónde empezar para describir esa calle. Música, arte callejero, santería y Bilongo. Luego os explicaré la composición de este brebaje traicionero. Nuestro outfit de turista y nuestra cara de póker nos delató y enseguida nos cogió un chico para darnos un tour por el callejón. Al principio nos resistimos un poco pero valió la pena hacer el recorrido con él, pues nos explicó toda la historia del callejón y de los Orishas. La calle no es más que una representación de La Santería, una religión heredada de sus antepasados africanos, rituales y creencias de la cual se han transmitido de forma oral de generación en generación. Hacen peticiones a las Orishas con ofrendas de frutas, flores y que, según cuentan, siempre se cumplen, la clave es que estas peticiones no deben tratarse de cosas materiales ya que lo que las Orishas conceden es buena o mala fortuna NO COSAS. Escribiría diez páginas sobre ese lugar, pero si estás leyendo esto vas a visitar La Habana tarde o temprano así que dejaré que juzgues por ti misma/o. Cada día a las 12 del mediodía la escuela de música del barrio sale por el callejón a tocar su música. Ah! y el chico que os habrá explicado todo el recorrido bien merece una propina. Sobre el bilongo solo diré 4 palabras; aguardiente, miel, limón y hielo.

 

Me muero contigo, al Callejón Hamel.

 

 

La Fábrica del Arte Cubano:

Has salido de fiesta alguna vez en una Galería de Arte? En La Habana, cómo no, es posible. La Fábrica del Arte Cubano es una Galería del Arte Contemporáneo y una discoteca. Con sus copas, sus faldas cortas, sus sudores, sus bailoteos. Con todo. En realidad la FAC es mucho más que mi explicación simplista. Ellos se definen cómo: “un gran laboratorio de creación interdisciplinario que expone lo mejor del arte contemporáneo de Cuba, con un marcado enfoque social y comunitario. Una antigua fábrica de aceite trasformada en un espacio generalista que se abre al intercambio entre las diversas manifestaciones artísticas que conviven en el mismo edificio”.

Para entrar se forman unas colas brutales así que mejor ir muy pronto para poder disfrutar de todas y cada una de sus salas. Si te despistas y llegas más tarde de lo que deberías, puedes sacar la cartera y pagar a unos amables jóvenes que te colaran tan cerca de la puerta como puedas pagar. No los busques, recuerda que tu cara de incredulidad te delata como turista y ellos mismos se acercaran a ti.

Como esto no es una guía de las serias no me voy a extender más, googlea “fabrica del arte cubano en cuba” y a-lu-ci-na.

 

 

Arte parece, discoteca es….

 

 

Bonus Track: Comer y beber en la Habana. 

En cualquier paladar comerás un poco mejor o un poco peor pero en general no esperes encontrar grandes manjares en Cuba. Pollo, cerdo y arroz. Sin mucha variedad y con cocinados muy sencillos. La ropa vieja es el plato más típico y el que mejor comimos fue en la mitiquísima Bodeguita del Medio.

La Guarida: un acierto en la planificación del viaje fue reservar una partida del presupuesto a cenar La Guarida. Un templo de la gastronomía cubana y lugar habitual de famosos de todo el mundo (podrás cenar en la misma mesa en la que cenó Beyoncé y eso para mí ya es un gran QUÉ). Es caro (40-50cuc) pero vale la pena porque va a ser de los pocos lugares donde comer un poco diferente en la isla e incluso podrás degustar un buen vino. Americano o chileno, eso sí.

En las cuestiones del beber el mojito, la cerveza “Cristal” o “Bucanero” y el agua embotellada serán tus mejores aliados para combatir el calor y la humedad.

 

En la Guarida no sólo comerás como los Dioses, el lugar es espectacular y un bonito ejemplo de la Bendita Decadencia de la que hablábamos….

 

Después de 3 días en la Habana, seguimos hacía Viñales por carretera en el próximo post. Mientrastanto, si quieres conocer más sobre el país y planeas viajar a Cuba, contacta con nosotros aquí.